Dicen que la sabiduría de los viejos no se debe tomar a la ligera y yo creo que es cierto, muy cierto.
En cierta ocasión escuché a mi abuela decir "Agua que no has de beber, dejala correr" a una tía que esperaba a que el hombre con el que salía se divorciarse de su esposa, ya saben, el clásico, estoy con ella por mis hijos, ya no la amo, ya me estoy divorciando, y esas cosas que dicen, no solo los hombres, también las cada vez mujeres infieles.
Mi tía tenía algunos meses saliendo con él y no fue sino hasta que mi abuela, la cual es muy paciente y lo había dejado pasar, se hartó de escucharla al teléfono preguntando por enésima vez cuando quedaría finiquitado el divorcio e intervino, se le plantó frente a frente y con esa mirada que solo las madres saben hacer para que entres en razón le dijo el dichado refrán; yo solo vi a mi tia colgar el teléfono y bajar la mirada sin atreverse a ver a su madre.
Acto seguido salió de la sala, entro a su cuarto y cerró la puerta; 10 minutos después salió con una bolsa, no muy grande, la cual contenía varios regalos que le había hecho el hombre en cuestión y como símbolo de haber entendido y mirando a mi abuela con una mirada de orgullo los tiro a la basura y allí se quedaron hasta que fueron a dar al camión y de allí al basurero municipal supongo.
Del aquel hombre jamás se volvió a escuchar mención alguna, mi tía le lloro algunos días mientras miraba la única foto que conservó, una dónde estaban muy sonrientes en la feria, de la cual años más tarde me diría conservó para no olvidar los buenos momentos que tuvo con el y que a final de cuentas son parte de su vida.
Mi tía ahora es feliz con la familia que ha formado y que de seguir bebiendo de aquella agua que no le hacía bien probablemente no tendría.
En cierta ocasión escuché a mi abuela decir "Agua que no has de beber, dejala correr" a una tía que esperaba a que el hombre con el que salía se divorciarse de su esposa, ya saben, el clásico, estoy con ella por mis hijos, ya no la amo, ya me estoy divorciando, y esas cosas que dicen, no solo los hombres, también las cada vez mujeres infieles.
Mi tía tenía algunos meses saliendo con él y no fue sino hasta que mi abuela, la cual es muy paciente y lo había dejado pasar, se hartó de escucharla al teléfono preguntando por enésima vez cuando quedaría finiquitado el divorcio e intervino, se le plantó frente a frente y con esa mirada que solo las madres saben hacer para que entres en razón le dijo el dichado refrán; yo solo vi a mi tia colgar el teléfono y bajar la mirada sin atreverse a ver a su madre.
Acto seguido salió de la sala, entro a su cuarto y cerró la puerta; 10 minutos después salió con una bolsa, no muy grande, la cual contenía varios regalos que le había hecho el hombre en cuestión y como símbolo de haber entendido y mirando a mi abuela con una mirada de orgullo los tiro a la basura y allí se quedaron hasta que fueron a dar al camión y de allí al basurero municipal supongo.
Del aquel hombre jamás se volvió a escuchar mención alguna, mi tía le lloro algunos días mientras miraba la única foto que conservó, una dónde estaban muy sonrientes en la feria, de la cual años más tarde me diría conservó para no olvidar los buenos momentos que tuvo con el y que a final de cuentas son parte de su vida.
Mi tía ahora es feliz con la familia que ha formado y que de seguir bebiendo de aquella agua que no le hacía bien probablemente no tendría.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario